Tras tres meses de trabajos de preparación, semillado, trasplante, siembra directa, cuidados y mimos…hemos ido viendo nuestro yermo solar convertirse en un HUERTAZO.
Tenemos la suerte de contar con una biodiversidad envidiable en un ‘huerto urbano’ de inquilinos residentes. Algunos, más que bienvenidos, como mariquitas, avispas, lagartijas… a los cuales hemos querido recibir con los brazos abiertos en nuestro Hotel de Bichos (en construcción, pero ya con reservas de habitaciones en marcha). Y otros no tanto, que son los que más entretenimiento nos darán a lo largo de las próximas semanas acompañando la buena marcha de nuestra cosecha.
Nuestras solanáceas son ahora mismo las protagonistas de nuestros bancales. Más de 160 matas de diferentes variedades de tomate. 100 de pimiento y otras tantas de berenjena. Nos han quitado la respiración con su inminente crecimiento y floración y dada la actividad polinizadora del viento e insectos nos están danto un gran espectáculo cada día con la aparición de nuevos frutos. También el resto de cultivos.
- Tomates
- Remolacha
Como buenos aprendices de hortelanos hemos querido mimarlos desde el principio:
- Descompactando y manteniendo aireada la tierra de sus bancales.
- Vigilando y eliminando la aparición de chupones/ axilares.
- Retirando ramas y hierbas adventicias que entorpecieran el correcto desarrollo de nuestras hortalizas.
- Improvisando tutores para acompañar el crecimiento de las ramas más pesadas.
- Regando de forma frecuente según demanda de cada variedad….
Hasta aquí, todo fácil. ¿Pero que ocurre cuando no somos los únicos que tenemos intereses es estos tiernos brotes?
Es ahora cuando entramos en una fase más profunda de conocimiento del ecosistema del huerto, más si cabe cuando se trata de un huerto ecológico, donde las herramientas para luchar contra plagas son la casi ‘magia ancestral de años de experiencia en el campo’ con la preparación de remedios y la búsqueda de alianzas entre asociaciones beneficiosas de plantas e insectos.
Es entonces cuando activas la visión de SúperHortelano y empiezas a dejar de ver el mundo como era antes…
Una hormiga. Inofensiva y simpática criatura trabajadora con antenitas. En pequeñas cantidades le dan un toque campestre a cualquier escena pero cuando tienen un ‘maquiavélico’ plan de colaboración con, por ejemplo, El Pulgón… la guerra esta declarada.
El pulgón es un consumidor incansable de Nitrógeno, que consigue succionando la savia de una amplia variedad de plantas, prefiriendo los brotes más tiernos por la mayor concentración de nitrógeno. Al ser chupador, también facilita la entrada de virus, que pueden desencadenar una virosis por el estado débil de la planta.
El exceso de azúcares y agua que obtiene de la savia los excreta en forma de melaza, de la que se alimentan socios como las ‘ya no tan inofensivas hormigas’. Este buffet self-service es recompensando por las hormigas con un servicio de seguridad, protegiendo al pulgón de otros insectos que los depredan, y con un servicio de transporte en busca de nuevos suculentos brotes.
Si os interesan las historias de ciencia-ficción y mutantes…no podéis dejar de investigar las peripecias del pulgón para mantener sus colonias.
Sumamos, por tanto, a nuestras tareas hortelanas la de mostrar el camino de salida de nuestro huerto tanto a hormigas como pulgones con las estrategias más variopintas y disparatadas que vamos encontrando por Internet o alguien que parezca que tiene más idea que nosotros nos aconseje. Lo bueno de todo esto, y por lo que nos entregamos a estos experimentos, es que el año que viene ya seremos conocedores de los métodos que realmente nos resultaron efectivos y seremos poseedores de nuestro propio Santo Diario de Hortelano ApE (Abofeteado por la Experiencia).
Tomate con mancha de podredumbre. Lo que podría traducirse como un…ups, este ha salido ‘pocho’…se repite en todas las matas hasta que se enciende la bombilla y activas la visión SuperHortelana de nuevo.
Mildiu? ‘Que esto suena mucho en los foros y por la feura de la mancha podría ser’ pero acudir a un hongo que prolifera en épocas de excesiva humedad en nuestro julio madrileño a 40o, no parece lo más sensato.
Falta de algún nutriente básico? Exceso/ defecto de riego?… El talón de aquiles de los hortelanos neófitos, siempre apostamos por la opción que nos provoca mayor desconocimiento o inseguridad, «algo estamos haciendo mal».
Lo bueno de ser hortelanos inexpertos y urbanitas de nuestro siglo es que todavía tenemos referentes de vida en huerto tradicional (como el padre de una de nuestras hortelanas) que con una llamada y una torpísima descripción ‘de los hechos y evidencias’ son capaces de darnos un pronóstico acertado al que nosotros habríamos llegado 3 meses más tarde cuando no nos quedara ni un sólo tomate sano. O incluso otros expertos no tan tradicionales que a través de las Redes con unas fotos y mucha paciencia nos ayudan a identificar nuestros próximos pasos.
El huerto no descansa, nos sorprenderá cada día y podemos darnos por bendecidos con esta picadura. NOS PICA LA CURIOSIDAD ¡QUE NUNCA FALTE!